Cuando las mujeres abordan temas de sexualidad, las preguntas más comunes usualmente tienen que ver con cuáles cosas está bien que una mujer cristiana interactúe y con cuáles no. Quieren saber cuáles son los límites.
¿La masturbación es algo malo?
¿Sigo siendo virgen si tuve sexo oral?
¿Está mal leer novelas eróticas como Cincuenta sombras de Grey?
¿Qué tan lejos es “ir muy lejos” en una relación cuando estás saliendo con alguien?
Hay muchas opiniones disponibles para cada una de estas preguntas. Hazle estas preguntas a cinco personas que conozcas y lo más seguro es que escuches cinco respuestas muy diferentes. Y seamos honestos. . . usualmente adoptamos la respuesta que más se acerque a lo que queramos oír.
Mi opinión frente a estas preguntas no importa, y tampoco importa la opinión de tu mejor amiga. Dios es el que te creó como un ser sexual. Si realmente quieres que tu sexualidad sea una expresión de tu amor por Cristo, su opinión es la única que importa.
A medida que abordas las implicaciones prácticas de tus decisiones sexuales, puedes hacerte tres preguntas importantes que te ayudarán a discernir la opinión de Dios frente a tus inquietudes. ¿Estás lista?
Pregunta #1 – ¿Qué dice la Biblia?
“En esta tierra soy un extranjero; no escondas de mí tus mandamientos. A toda hora siento un nudo en la garganta por el deseo de conocer tus juicios.” (Salmo 119:19–20).
Si eres una hija de Dios, eres una extranjera en esta tierra. No vas a tomar decisiones (y no deberías hacerlo) de la misma forma que el mundo. El autor del Salmo 119 tenía esto muy claro y anhelaba la instrucción de Dios. La Palabra de Dios llegó a ser su deleite porque le daba respuestas prácticas sobre cómo un hijo de Dios debería vivir la vida en la tierra.
La Palabra de Dios puede ayudarte de la misma manera hoy. Debe ser una “lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino” (Salmo 119:105).
Aunque la Biblia no aborda de manera específica cada pregunta de carácter sexual, sí afirma claramente que hay ciertas actividades sexuales que no son aceptables a los ojos de Dios. Veamos cuáles son algunas de ellas.
A continuación encontrarás una lista de prácticas sexuales que la Biblia prohíbe. Algunas del Antiguo Testamento y algunas del Nuevo Testamento. Algunas personas ponen en duda la aplicabilidad de referencias del Antiguo Testamento en la vida de los cristianos hoy en día, puesto que éstas expresaban la ley judía. Después de todo, ya no seguimos reglas acerca de no comer mariscos o ser ritualmente impuras durante la menstruación. Un estudio de la Biblia podría darte una respuesta sofisticada, pero aquí te comparto una forma de pensar en esto: la enseñanza acerca de moralidad en el Antiguo Testamento fue repetida y reforzada por Jesús en el Nuevo Testamento mientras que las enseñanzas sobre lo “puro o impuro” no lo fueron. La muerte de Jesús en la cruz hizo que el sistema sacrificial se volviera obsoleto; quienes confían en Cristo son “limpios”. Sin embargo, nuestras acciones pueden seguir siendo inmorales y ofensivas hacia Dios.
En la Biblia, estas prácticas sexuales se definen como inmorales:
Fornicación – Este es un término amplio para el sexo inmoral e incluye el incesto, el sexo antes del matrimonio y fuera del matrimonio. (1 Corintios 6:18–20, 7:2, Gálatas 5:19–20, 1 Tesalonicenses 4:3)
Adulterio – Este término se refiere al hecho de tener sexo con alguien diferente a tu cónyuge. Está prohibido en los Diez Mandamientos; Jesús amplió su definición al hablar del “adulterio en el corazón” (Éxodo 20:14, Proverbios 6:23, Mateo 5:28, Hebreos 13:4)
Homosexualidad – Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento describen la actividad homosexual como una perversión del diseño de Dios. No es pecado tener pensamientos o sentimientos homosexuales —¡no podemos controlar aquello por lo que somos tentados! Pero llevar esas tentaciones a la acción sí está mal a los ojos de Dios (Levítico 18:22, Levítico 20:13, Romanos 1:27, 1 Corintios 6:9).
Prostitución – La profesión más antigua del mundo nunca ha sido algo bueno para Dios. (Deuteronomio 23:17, Proverbios 7:4–27, 1 Corintios 6:15).
Pasiones lujuriosas – Esto no se refiere al deseo sexual dado por Dios que un hombre o una mujer siente por su cónyuge. Se refiere al deseo sexual descontrolado por alguien con quien no estás casado. (Marcos 7:21–22, Efesios 4:19).
Obscenidad y bromas groseras – A Dios le importa mucho más que lo que hacemos sexualmente. Él quiere que nuestras palabras también muestren respeto frente al regalo divino que es la sexualidad (Efesios 4:29, 5:4).
Estoy segura de que has notado que algunas de estas prohibiciones no son políticamente correctas. La palabra de Dios no cambia la opinión popular, así que es importante saber qué es lo que la Biblia dice realmente en lugar de confiar en interpretaciones culturales.
Pregunta #2- ¿Es consistente con el diseño de Dios para la sexualidad?
¿Alguna vez te has preguntado cuál es la voluntad de Dios para tu vida? ¿Si el matrimonio está en sus planes para tu futuro o no? ¿O qué trabajo quiere Dios que tengas? Hay muy pocos versículos que digan específicamente cuál es la voluntad de Dios para tu vida. Este es uno de ellos: 1 Tesalonicenses 4:3 dice, “La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual.”
La inmoralidad sexual es cualquier cosa que distorsione o abuse de la sexualidad y de su santa expresión. En nuestra manera de pensar, tenemos formas “aceptables” de distorsionar el sexo. Por ejemplo, a algunas mujeres que nunca verían pornografía les parece perfectamente aceptable leer una historia de amor pornográfica como Cincuenta sombras de Grey.
Cuando te preguntes si cierto acto sexual está bien o mal, hazte esta pregunta: “¿Es este pensamiento o acción consistente con el diseño de Dios para la sexualidad como una hermosa expresión de amor entre un hombre y una mujer dentro del pacto de matrimonio?”
Pregunta #3 – ¿Es beneficioso?
No todo acto o pensamiento sexual está enumerado en la Biblia con un “sí” o un “no” al lado. Algunas cosas simplemente parecen ser áreas grises. Por ejemplo, sabemos, gracias a la Biblia, que la expresión completa de la sexualidad debe reservarse para el matrimonio. ¿Está bien que una pareja se bese, se toque, que tenga fantasías acerca de lo que harán una vez estén casados?
En su carta a la iglesia en Corinto, Pablo nos dio buenos parámetros para ayudarnos a discernir qué hacer cuando la Biblia no es clara:
“Todo está permitido”, pero no todo es provechoso. “Todo está permitido”, pero no todo es constructivo. Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo.(1 Corintios 10:23–24, NVI)
Aunque puede que no estés rompiendo las reglas con tu novio, algunas de las cosas que eligen hacer juntos pueden ser perjudiciales para alguno de ustedes o para ambos. Supongo que probablemente has hecho cosas con un chico en el pasado y te arrepientes de haberle dado algo de ti misma, aún si no fuiste hasta “el final”. Aún cuando algo no está específicamente prohibido, puede ser perjudicial, egoísta, u odioso. Puede que los besos apasionados no te tienten, pero si tientan a tu novio a ir más lejos y hace que su mente piense más allá, estas acciones no son beneficiosas para él.
Dios no quiere que simplemente sigamos un grupo de reglas. Él quiere que busquemos su sabiduría y que lo honremos con cada decisión que tomemos. Su deseo es que tomes decisiones sabias que te guarden de daños emocionales y espirituales.
A pesar de lo mucho que nos molesten las reglas, es difícil para nosotros no contar con parámetros claros en esta área. Una parte importante al rendirle tu sexualidad al Señor consiste en pedirle sabiduría frente a estas preguntas tan personales. Si Dios ya se ha expresado claramente en su palabra, sé obediente aún cuando no entiendas sus razones. Si Dios no ha sido claro, ¡pídele que te guíe!
Aquí te comparto algunas ideas de mi amiga Chelsey Nugteren acerca de su proceso al buscar límites sanos por parte de Dios al salir con alguien:
Yo era esa joven mujer cristiana que solo se apropiaba de las respuestas que quería oír. En lo profundo, sabía que mis decisiones estaban mal, pero honestamente, simplemente era más fácil escuchar a mis compañeros. Mi comprensión superficial del amor de Dios por mí evitaba que pudiera comprender el hecho de que su verdad fue creada para protegerme. Intercambié la pureza que podía llenarme por el placer momentáneo.
En lugar de ver los límites creados por Dios como algo que me brindaba protección, los veía como algo que me impedía vivir mi vida. He aprendido que el amor de Dios por mí es mucho más grande de lo que me puedo imaginar, y Él verdaderamente quiere lo mejor para mi vida. Ahora entiendo que Dios me pone límites para protegerme y para cuidarme del dolor, no para ser un aguafiestas y hacerme la vida difícil. Lo cierto es que seguir la verdad de Dios trae libertad del dolor que trae el pecado sexual.
¿Cuántas personas casadas has conocido que se alegren de haber tenido diferentes relaciones sexuales antes de casarse? ¿Cuántos solteros han dicho, de forma honesta, que la pornografía ha sido beneficiosa en su vida? ¿O cuántas parejas comprometidas para casarse han expresado estar agradecidas por haber cruzado límites y haber ido “muy lejos” en su relación? Lo más seguro es que ninguna. El Enemigo claramente está cumpliendo con su trabajo como engañador—llevándonos a creer que estas cosas son inofensivas y divertidas, pero siempre miraremos atrás con remordimiento, deseando haber tomado decisiones diferentes.
Honestamente creo que habría tomado decisiones más sabias en mis relaciones si hubiese tenido alguien a quien rendirle cuentas—alguien que me recordara la verdad de Dios y que me ayudara a mantenerme en ella. Por muchos años intenté mantener mi pureza sexual por mi cuenta y fallé. Decidí guardar silencio acerca de esta área en mi vida. Mi vergüenza y mi culpa me aislaron. Estaba convencida de que yo era la única que luchaba con este tipo de cosas.
El propósito de este artículo no es hacerte sentir culpable por tus errores pasados, sino ayudarte a tomar mejores decisiones de aquí en adelante. El Enemigo siempre tratará de convencerte de que es demasiado tarde para ser pura. ¿Has escuchado sus susurros llenos de engaño? “Ya tuviste sexo; es demasiado tarde para ser pura a los ojos de Dios.” “Tu matrimonio va a sufrir debido a tus pecados pasados.” “Dios no puede perdonar lo que hiciste.” “Ya llegaste hasta este punto; ir un poco más lejos no te hará daño.” Reconoce estos susurros por lo que son—mentiras—y deja que la verdad de Dios acerca de ti sea una realidad. Él ya te perdonó. No es demasiado tarde.
No estás sola. No importa cuál sea tu lucha, hay otras mujeres cristianas pasando por lo mismo. Puede que sientas que eres la única a la que le importa lo que Dios piensa, pero hay otras mujeres cristianas a tu alrededor que quieren honrar a Dios en su sexualidad. Sé valiente y encuentra a otras mujeres creyentes con las que puedas caminar en pureza. Puede que te sientas como una extranjera en este mundo, ¡pero hay otras “extranjeras” que están comprometidas con la Palabra de Dios como el fundamento de verdad diario y práctico!
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