Superando la adicción a la pornografía: El elemento crucial que puede que te esté haciendo falta

by | Jun 3, 2024

Este artículo fue escrito por uno de nuestros invitados, Jonathan Daugherty, fundador y presidente de Be Broken Ministries.

En nuestro mundo de hoy se habla mucho sobre la identidad. Y creo que es un tema aún más grande de lo que la mayoría de la gente se imagina porque la identidad es la definición de quién eres y por qué existes. ¡Eso es algo muy importante! Quiero mostrarte cómo el entender tu identidad es esencial para sanar las heridas del quebrantamiento sexual.

En mi adolescencia y en la década de mis veinte años, era un adicto empedernido la pornografía y al sexo. No vivía de acuerdo con mi verdadera identidad, la forma en que Dios me diseñó para vivir. En cambio, elegí vivir una identidad falsa de egoísmo y vergüenza. Pensé que la felicidad y la integridad venían al obtener todo lo que quería. Pero estaba equivocado, y era miserable.

Cuando el dolor de este “desajuste” de identidad finalmente se volvió insoportable, me derrumbé y clamé a Dios. Saqué todos mis secretos y vergüenza a la luz y comencé el largo, desordenado y hermoso viaje de recuperación. A través de ese proceso, descubrí lo que significaba en la práctica vivir verdaderamente como alguien que lleva la imagen de Dios en lugar de intentar construir mi propia imagen. A lo largo del camino, al aprender quién soy realmente en Cristo, he experimentado cada vez más esperanza, sanidad, libertad y alegría.

Tú también fuiste creado a imagen de Dios para vivir “en Cristo” como un hermoso testimonio del amor y el poder de Dios.

 

¿Qué significa estar “en Cristo” y cómo lleva esto a la sanidad y a la libertad?

Por lo tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús.

– Romanos 8:1

Cuando pones tu fe en Jesucristo como tu única esperanza de perdón y reconciliación con Dios, eres liberado de la justa condenación de Dios. Una vez salvado, estás para siempre “en Cristo” y, por lo tanto, estás unido en espíritu con Dios. Esta es tu verdadera identidad, quien Dios te hizo ser realmente.

Pero, ¿cómo es que estar “en Cristo” lleva a la sanidad y la libertad? Lo hace a través de la nueva vida que Dios nos da, que transforma nuestros pensamientos y acciones.

Las siguientes son cuatro maneras clave en que conocer y vivir tu identidad en Cristo conduce a la sanidad y a la libertad.

 

1. La identidad define tu valor/valía ante Dios.

Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!

– Salmo 139:13, 17

Dado que Dios te creó, Él determina tu valor y valía. Estabas en su mente antes de que Él creara cualquier cosa (Ef. 1:4). Ciertamente estabas en la mente de Jesús mientras él llevaba tus pecados en la cruz por amor a ti. La cruz de Cristo es la imagen de tu valor para Dios: vales la vida del único Hijo de Dios.

Durante mis años de adicción, mi autoimagen se estaba desintegrando hasta el punto de ideación suicida. Me odiaba a mí mismo porque creía que no valía nada como resultado de mis comportamientos adictivos. Estaba viviendo una identidad falsa.

Cuando conoces tu verdadero valor tal como lo define Dios, tu corazón puede sanar y tus decisiones pueden cambiar. Puedes comenzar a vivir desde un lugar de profunda seguridad y amor, en lugar de vivir desde un lugar de miedo y vergüenza.

 

2. La identidad nos conecta con el cuerpo de Cristo.

En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu.

– Efesios 2:22

Tu identidad en Cristo es personal, pero no privada o aislada. Recuerda, desde el principio, Dios declaró que no era bueno que el hombre (o la humanidad) estuviera solo. No puedes realmente “reflejar” o llevar la imagen del Dios trino en aislamiento; sería un reflejo incompleto.

Una de las primeras cosas que me desafiaron a hacer cuando inicié el proceso de recuperación fue unirme a un grupo de apoyo. Estaba asustado porque tenía muchos secretos y había estado viviendo una doble vida durante años. Pero cuando comencé a reunirme con otros hombres que se encontraban en un proceso similar de sanidad y recuperación, fue como si mi identidad se desarrollara de una forma “plena”. Esta otra parte de lo que significaba ser “yo” solo podía ser descubierta en el “cuerpo de Cristo”. Mi recuperación floreció a partir de ese momento.

 

3. La identidad te ayuda a reconocer y combatir las mentiras de la vergüenza.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

– Romanos 8:15

La vergüenza ataca tu verdadera identidad. Es la idea de que tu vida realmente no importa y que en el fondo no vales mucho (o nada). La vergüenza te miente acerca de tu identidad. Cuando Dios dice que eres su hijo amado, la vergüenza grita que eso no puede ser verdad y señala todos tus pecados como evidencia.

Pero cuando conoces tu identidad en Cristo y continúas diariamente “predicándote” el evangelio, puedes ganar la guerra contra las mentiras de la vergüenza. Es a través de tu unión con Cristo y la conexión con otros creyentes que podrás identificar y derrotar las mentiras de la vergüenza.

Luché contra las mentiras que me hacían sentir vergüenza usando fichas o tarjetas (sé que es un método “a la antigua”, pero aún así lo recomiendo). En un lado de la tarjeta escribía una de las mentiras personales relacionadas con la vergüenza (por ejemplo, “Soy indeseable”). En el otro lado de la tarjeta, escribía un versículo o pasaje de la Escritura que contrastaba directamente con esa mentira (“Porque de tal manera amó Dios al mundo [Jonathan] que dio a su Hijo unigénito…”). Luego, cada vez que una de estas mentiras de vergüenza aparecía en mi cabeza, sacaba esa tarjeta y pasaba un momento meditando en la verdad de quién dice Dios que soy en Cristo. Con el tiempo, esas mentiras que me llenaban de vergüenza fueron “puestas en su lugar” por la verdad del amor de Dios.

 

4. La identidad revela un propósito en – y más allá – del dolor.

Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a su eterna gloria en Cristo, él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.

– 1 Pedro 5:10

Jesucristo, el único humano perfecto, no era inmune al dolor y al sufrimiento. Como sus seguidores, nosotros tampoco lo somos. Pero esto no significa que la vida deba ser miserable. Cuando sabes quién eres en Cristo, ninguna circunstancia difícil puede robar tu paz y alegría.

Aunque Jesús sufrió, había un propósito en ello. Su sufrimiento fue ordenado por Dios para nuestra salvación; tú y yo no podríamos ser salvos aparte del sufrimiento de Cristo. Jesús sintió el peso de esto e incluso “luchó” con el Padre en oración al respecto. Pero en su obediencia, cumplió su misión y llevó la alegría a su máxima plenitud– tanto para Él como para el Padre, y también para ti y para mí.

Me gustaría poder decir que mi recuperación fue fácil e indolora. No lo fue. No lo es. Pero sé quién soy: un hijo amado de mi Padre en el cielo. Porque Él me ama, puedo hacer cosas difíciles que marcan la diferencia, tanto ahora como para siempre.

Tendrás dolor y sufrimiento en esta vida. Jesús nos lo dijo (Juan 16:33). Pero también nos dijo: “Confíen, yo he vencido al mundo”. En Cristo, tu verdadera identidad se cumple y descubres tu propósito en y a través de cualquier dolor que puedas enfrentar.

 

¿Cuál es tu siguiente paso?

¿Estás luchando con el quebrantamiento sexual, ya sea el tuyo propio o debido a los efectos del quebrantamiento sexual de alguien más? ¿Te preguntas cómo podrías sanar o liberarte del dolor? Te invito a reflexionar sobre quién eres en Cristo. En Él, eres amado y estás seguro. Nada ni nadie puede destruir el valor y la valía de tu vida ante Dios. Mientras navegas por las circunstancias desafiantes que enfrentas, hazlo con la esperanza y confianza que solo se encuentran en Cristo.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

No, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

– Romanos 8:35, 37

 

Recursos Adicionales:

Libro: “Grace Based Recovery: A Safe Place to Heal and Grow” por Jonathan Daugherty

Libro: “Grace-Based Transformation: The 3-Stage Journey to Wholeness in Christ” por Jonathan Daugherty

Blog: Un Mapa Hacia la Integridad Sexual en Medio del Quebrantamiento Sexual