Hace unos años, estaba hablando en un campus universitario sobre el diseño de Dios para la sexualidad. Durante un descanso, una joven se me acercó con una pregunta. “Dijiste que Dios me creó para la intimidad. ¿No es la intimidad lo mismo que tener sexo?” Esta valiente mujer expresó una confusión que creo que muchos experimentan. La intimidad y el sexo se han convertido en sinónimos. Por ejemplo, una niña de once años desarrolla su primera amistad significativa con una compañera de clase. Comparten secretos, se dan la mano y piensan el uno en el otro. Esto es intimidad. Sin embargo, en el contexto actual, es probable que esta niña pequeña se pregunte si este vínculo quiere decir que es lesbiana o bisexual. Desafortunadamente, ella no tiene otra categoría para una relación íntima más que definirla como sexual. Esta es también la razón por la cual nuestra subcultura cristiana no ofrece un espacio para que tenga lugar un profundo afecto de hermano y hermana, entre los adultos. Se presupone que cualquier relación íntima es de por sí romántica o sexual.
Desafortunadamente, algunos teólogos modernos abordan la Palabra de Dios con este marco limitado de intimidad, sugiriendo que Jesús tuvo una relación sexual con María Magdalena e incluso con el apóstol Juan. También sugieren que la relación de David con Jonatán era sexual porque era muy satisfactoria e íntima. ¡Qué forma tan limitante de ver la intimidad y qué gran distorsión de la enseñanza bíblica!
La intimidad sexual es una forma muy específica de intimidad, pero no es la única, y tampoco es la más significativa. A medida que aprendemos a través de la vida de Jesús y de la de muchos de sus seguidores, podemos y debemos experimentar relaciones profundamente íntimas sin que sean románticas ni sexualizadas. Sí, tengo una relación íntima con mi esposo, pero también tengo una relación íntima con mi mamá, con algunos amigos cercanos e incluso con mis hijos. Estas relaciones son profundas y enriquecedoras, pero claramente no son sexuales ni románticas.
Entonces, ¿qué hace que una relación sea íntima? Si bien este es un tema bastante complicado, aquí hay tres elementos específicos de cualquier relación íntima.
1. Compromiso a largo plazo
Aunque puede que sientas una conexión inmediata con un nuevo amigo, la verdadera intimidad solo puede desarrollarse a lo largo del tiempo. La intimidad implica un proceso de aprender a confiar el uno en el otro, ya que cada persona en la relación le da prioridad al otro. Esto significa que un grupo de amigos puede ser íntimo. De hecho, la Biblia nos anima a construir intimidad no con un solo creyente, sino con muchos en la familia de Dios. Mi esposo y yo tenemos un pequeño grupo que se ha estado reuniendo de forma constante durante los últimos cuatro años. Cada uno de nosotros tiene como prioridad reunirnos, enviarnos mensajes de texto y orar los unos por los otros. El nivel de intimidad en este grupo es mucho mayor ahora que hace unos años. En la amistad, el potencial de la intimidad crece a medida que priorizas la relación y el tiempo que pasan juntos. Es por eso que las relaciones familiares (hermanos, padres, hijos adultos, nietos) tienen el potencial de ser profundamente íntimas.
2. El proceso gradual de ser conocido
El pasar tiempo juntos no es suficiente para forjar la intimidad. Puede que pases todos los días con tu cónyuge o con tu compañero de trabajo, pero puedes sentir que están a kilómetros de distancia el uno del otro. Un elemento clave de cualquier relación íntima es el profundo conocimiento mutuo. Desde niños aprendimos que hay ciertos aspectos de nosotros mismos que no le mostramos a otras personas. Rápidamente nos volvemos hábiles para decir lo que creemos que la gente quiere escuchar y aprendemos a interpretar un rol específico para encubrir feas verdades sobre nosotros mismos. No puedes tener intimidad si llevas una armadura emocional. Intimidad y autenticidad no son lo mismo. A medida que maduras, aprendes a ser auténtico con todos. No pretendas ser alguien que no eres. Pero en tus relaciones íntimas, te sientes lo suficientemente seguro como para que la gente sepa más de ti. Este es un proceso gradual de construcción de confianza. Estoy bastante segura de que has experimentado el dolor que causa el compartir íntimamente con alguien que se aprovechó de tu vulnerabilidad. Jesús era consciente de este peligro, por eso la Biblia dice: “pero Jesús no confiaba en ellos porque conocía todo acerca de las personas.” (Juan 2:24 NTV). Jesús consistentemente demostró cómo establecer límites con las personas, confiando solo en unos pocos en su círculo íntimo. Recuerda que Jesús solo llevó a tres amigos con Él, para que estuvieran cerca, mientras luchaba la noche antes de ser crucificado.
3. Un sentimiento de afecto y apego
Aunque nuestros sentimientos pueden engañarnos, también son un componente importante de la intimidad. Siento un profundo afecto por las personas con las que estoy más cerca. El proceso de compartir y ser amado fomenta el afecto y la conexión. Jesús mostró un profundo afecto cuando lloró por sus amigos María, Marta y Lázaro. Se preocupó profundamente por sus discípulos, diciéndoles, sin avergonzarse, cuánto los amaba. El apóstol Pablo puede parecer un teólogo estoico en algunas de sus enseñanzas, pero fíjate en sus cartas, con qué frecuencia expresó apego y afecto por sus amigos, compañeros de trabajo y aquellos a quienes discipulaba. Estos son solo algunos ejemplos:
” Dios sabe que no miento cuando digo que los extraño y los quiero con el tierno amor que Jesucristo me da.” (Filipenses 1:8 TLA)
“Por eso les envié a Timoteo, a quien amo como a un hijo…” (1 Corintios 4:17 TLA)
“Sin embargo, hermanos míos, aunque nosotros nos separamos de ustedes por un tiempo, siempre los recordábamos con cariño y deseábamos mucho ir a verlos.” (1 Tesalonicenses 2:17 TLA)
Puede que te preguntes, ¿dónde encaja el sexo en esta imagen? ¿El sexo cumple algún papel en la intimidad? ¿Y cómo sabes cuándo los sentimientos de cercanía están destinados a ser sexualizados? Te advierto que puede que no te guste mi respuesta. Es completamente contraria a lo que probablemente te haya enseñado la cultura e incluso algunos círculos eclesiásticos. ¿Estás listo? Aquí va… La intimidad sexual no es un sentimiento o experiencia que sigues, sino un viaje que eliges. Elijo buscar la intimidad sexual con mi esposo porque tengo un pacto matrimonial con él. Elijo no alimentar los deseos y pensamientos sexuales con nadie más. Comparto muchos aspectos de mí misma con amigos íntimos y familiares, pero solo comparto mi “yo sexual” con mi esposo. A medida que él y yo compartimos este aspecto sagrado de nosotros mismos, agregamos intimidad sexual a las muchas otras facetas de nuestra relación.
Los sentimientos de excitación y deseo sexual pueden aparecer y desaparecer a lo largo de la vida, pero eso no define la intimidad. Administramos nuestras experiencias sexuales en función de nuestras elecciones, no al revés. Amigo o amiga, tú y yo fuimos creados para la intimidad. No fuimos creados principalmente para el matrimonio o el sexo. Esas son expresiones únicas de intimidad que elegimos; no es algo con lo que simplemente nos topamos.
Cuando confundimos la intimidad con la sexualidad, fallaremos en invertir en las relaciones centrales que están destinadas a sostenernos a través de los desafíos de la vida. La iglesia no debe ser solo el lugar donde escuchamos un sermón, sino donde encontramos a “nuestra gente”. Los amigos no están destinados a ser personas transitorias que ves ocasionalmente, sino aquellos que están creciendo para conocerte más íntimamente a través de un viaje y un caminar compartido.
Nuestro mundo se está convirtiendo en un lugar desesperadamente solitario, en gran parte porque hemos igualado la expresión sexual a la intimidad, y haciendo de la expresión sexual un sustituto para la intimidad. Nuestra verdadera necesidad es experimentar relaciones comprometidas en las que confiemos el uno en el otro lo suficiente como para ser verdaderamente conocidos y aceptados por lo que somos. ¿Qué pasos necesitas tomar hoy para caminar hacia la intimidad con tus amigos, con la familia de tu iglesia e incluso con tu cónyuge?