Extraído de 25 Preguntas Que Tienes Miedo de Hacer Sobre el Amore, el Sexo, y la Intimidad de Dr. Juli Slattery. © 2015 en Unilit Publishers. Usado con permiso.
No existe un dolor mayor como el de descubrir que tu esposo te ha sido infiel. Es como si todo tu mundo se hiciera pedazos. Dudas de tus instintos debido a que te han engañado. Puesto que se rompieron los viejos votos, juras no confiar nunca más.
Según la Palabra de Dios, en el matrimonio no existe una ofensa más grande que la infidelidad. En realidad, es una de las únicas razones por las que Dios permite el divorcio… ¡así es de grave! He visto que algunas parejas intentan superarlo con rapidez y olvidar todo el asunto. Creo que esto es un error. Aunque de seguro el matrimonio puede recuperarse de una traición, no es un proceso rápido ni carente de dolor. Algo precioso se ha roto y necesita reconstruirse.
¿Entiende Dios mi dolor?
Uno de los mayores errores que cometemos es intentar vivir en matrimonio sin comprender de veras la razón principal por la que Dios lo creó en un principio. El matrimonio no es solo para criar hi- jos ni un acuerdo que nos asegure que no estaremos solas. Es un pac- to que representa la promesa de amor que le hizo Dios a su pueblo.
Atravesar los desafíos del matrimonio, y la traición de la infidelidad, sin comprender el trascendental significado del pacto de Dios es la clase de vida que arma un rompecabezas sin la foto en la caja. El intento por conectar mil pequeñas piezas de una imagen es bastante difícil, así que imagínate cómo sería sin tener idea de cómo se supone que se verá. ¿Cómo podrías comenzar a crear una imagen de tal caos?
Jamás se supuso que el matrimonio se tratara de crear un amor que sea nuevo; en su lugar, se nos pide que descubramos y reproduzcamos el amor de Dios que ha existido desde el jardín del Edén. Cuando armo un rompecabezas, a cada momento consulto la imagen en la caja. Estudio a conciencia cada pieza a fin de discernir dónde encaja en toda la imagen. Creo que esto es fundamental para navegar por las aguas de la restauración de la confianza perdida.
Dios experimentó la deslealtad y la infidelidad de su pueblo elegido; primero, la nación de Israel, y ahora de quienes son seguidores de Jesús. A menudo Dios se refiere a la adoración de otros dioses o ídolos como «adulterio». Nuestros corazones deben estar comprometidos de manera completa y total a Dios, del mismo modo que los esposos se prometen fidelidad mutua. En un sentido muy personal, Dios entiende su dolor.
Más allá de «Lo siento»
Así como Dios nos extiende su perdón, también nos pide que se lo extendamos a alguien que nos traicionara, aun si es un cónyuge infiel. Sin embargo, el perdón de Jesús no es una realidad en nuestra vida hasta que somos sinceros respecto a nuestro pecado. «Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1:8-9).
¿Tu esposo está arrepentido? ¿Lo lamenta porque lo atrapaste o porque entiende de veras el daño que ha hecho su infidelidad? Aunque Dios siempre está dispuesto a reconciliarse con nosotros, no ofrece un «perdón barato». Además de decir: «¡Lo siento!», Dios nos pide que nos volvamos de nuestros pecados y andemos «en compañerismo» con Él. Lo mismo es un requisito cuando se ha roto la confianza en el matrimonio.
Dios tiene la ventaja de ser capaz de ver dentro de nuestros corazones. Puesto que tú no puedes ver el corazón de tu esposo ni medir la sinceridad de su arrepentimiento, te tomará tiempo y paciencia comenzar a confiar de nuevo. Las ondas expansivas de una traición pueden repercutir por meses y hasta años después del hecho. Esto significa que quizá necesites lidiar con el perdón y los problemas de confianza en forma continua a medida que surjan.
¿Cuánto debo saber?
Esta es una pregunta fundamental en el proceso de recuperación de una traición. Algunas mujeres sienten como si necesitaran saberlo todo: qué vio su esposo, qué hizo, etc. Hay consejeros que creen que cuando se viola la confianza, uno tiene el derecho de hacer cualquier pregunta. Después de todo, ¿cómo puedes reconstruir la confianza si tu esposo sigue ocultándote información acerca de lo que hizo?
Aunque estoy de acuerdo en que no debería haber secretos, también he descubierto que conocer los detalles puede convertirse en un obstáculo en la reconstrucción de la intimidad. Después de la confianza rota, quizá sientas una necesidad incesante de saber las cosas que diez años más tarde preferirás no haber conocido jamás. Es muy importante que tú y tu esposo cuenten con la ayuda de un consejero que los ayude a clasificar qué detalles son necesarios para sanar y cuáles pueden crear aún más traumas. Si se retiene la información, siempre debe ser por esta razón, no debido a que «No tengo que decirte eso».
Mi amiga Jill Savage es una mujer piadosa a quien respeto mucho. Ella y su esposo Mark han transitado por el proceso de reconstruir la confianza después de la infidelidad. Sus palabras tienen la sabiduría de la experiencia:
Aunque sea muy difícil para mí hablar de la infidelidad de
mi esposo, es mi privilegio expresar lo mucho que mi esposo se esforzó para restablecer su integridad en nuestra relación. Mark se comprometió a responder cualquier pregunta que le hiciera.
Algunas veces daba la misma respuesta una y otra vez cuando le preguntaba desde un punto de vista un tanto diferente. Jamás se exasperó por mi necesidad de saber. Nunca exclamó: «¿No es suficiente? Ya me disculpé. ¿Cuándo podremos superar esto?».
Al principio, le hacía docenas de preguntas cada día.
A medida que pasaba el tiempo, mis preguntas decrecieron
a varias veces a la semana. Ahora, ya han pasado tres años. Todavía surgen preguntas, pero nunca más de una vez al mes, incluso unas veces al año. Y Mark todavía las responde con paciencia y amabilidad.
Como la traicionada, también tenía una responsabilidad en la reconstrucción de la confianza. He decidido a propósito no hacer ciertas preguntas, sabiendo que las respuestas no ayudarían. También me comprometí a no echarle en cara sus decisiones. He aprendido que el propósito de mis preguntas debe ser buscar la comprensión, no la acusación.
Hemos aprendido a hacer preguntas saludables como estas: «¿Cómo te sentías?» o «Estás muy silencioso esta noche. ¿Qué te está pasando por la mente y el corazón?». Esas preguntas traen pensamientos y sentimientos a la luz, en vez de mantenerlos en los rincones oscuros de nuestras mentes, donde Satanás hace su labor más desagradable1.
La reconstrucción de lo que se destruyó
Dios pone mucho énfasis en la fidelidad sexual dentro del matrimonio porque conoce el nivel de vulnerabilidad y confianza que exige un pacto. Si tu esposo te fue infiel, ¿cómo puedes tener la certeza de que nunca será infiel de nuevo? La decisión de amar a otra persona siempre involucra un acto de fe, esperando algo por lo que no podemos estar seguros. Sin embargo, ningún matrimonio puede basarse en la «fe ciega». En una relación matrimonial, tú y tu esposo se deben demostrar el uno al otro el compromiso a la fidelidad. Esto es cierto en particular si tu esposo te fue infiel en el pasado.
En el trabajo con tu consejero, tú y tu esposo necesitan construir salvaguardias o «cercos» alrededor de su matrimonio a fin de protegerse contra otra traición. Por ejemplo: ¿ambos tienen acceso a sus teléfonos celulares y cuentas de correo electrónico? Es obvio que podrías pasarte de la raya investigando a tu esposo, alimentando una atmósfera de desconfianza y hasta de paranoia. Aun así, después de un amorío, es razonable que esperes un mayor nivel de responsabilidad a fin de recuperar la confianza.
También necesitas explorar los motivos que llevaron a la infidelidad. En muchas ocasiones, las infidelidades ocurren debido a que existen fallas en el matrimonio. Quizá tú y tu esposo se distanciaran, dejaran de comunicarse y se sintieran solos en el proceso. Tal vez hubiera problemas sin resolver relacionados con el dinero, el sexo o la crianza de los hijos. Algunas veces uno de los dos quizá tuviera problemas emocionales tales como abuso sexual en el pasado o trastorno bipolar que conducen a una mayor probabilidad de infidelidad. Trabaja con tu consejero para identificar lo que hizo que tu matrimonio fuera vulnerable a la infidelidad en un principio, y después sugieran maneras prácticas para fortalecer esos aspectos débiles.
He conocido muchas parejas, como Mark y Jill Savage, que dan testimonio del poder sanador del perdón y la restauración luego de una infidelidad. Gary y Mona Shriver fundaron el ministerio Hope and Healing como parte de su propio proceso de sanidad, a fin de ayudar a que las parejas se recuperen de la infidelidad sexual2. Nada está más allá de la redención de Dios cuando un hombre y una mujer son humildes y están dispuestos a depender de Él. Sin embargo, se requieren las dos personas para reconstruir el matrimonio.
Por muy complicada que quizá parezca la Biblia, lo cierto es que se trata de la suprema historia de amor. Dios nos amó incluso cuando le fuimos infieles. En algunos casos, como con el profeta Oseas, Dios les pidió a ciertos individuos que permanecieran casados incluso a pesar de una flagrante traición. Esto tal vez no parezca un sabio consejo matrimonial, pero el propósito principal de Dios fue ayudarnos a comprender su amor inagotable. Él es fiel aun cuando no lo seamos nosotros. Si tu matrimonio puede restaurarse, Dios te pide que le seas fiel a través de todo esto. Dios puede ser exaltado y glorificado por medio de ti en cada situación, ya sea que se trate de un matrimonio restaurado o de uno en el que transites con fidelidad a través de la prueba de un matrimonio roto.