Después de todos tus propios esfuerzos y tus agallas, tus oraciones y búsqueda de consejos, tus lecturas e investigaciones te das cuenta de que lo has intentado todo y aún persistes en tu lucha. Llegaste a ese punto en el que sabes que necesitas ayuda. En el que necesitas un consejero.
Quizás un ser querido haya muerto repentinamente. O tal vez tú y tu cónyuge no puedan comunicarse sin palabras hirientes. O tal vez los recuerdos y el dolor del pasado parecen estar filtrándose en tu vida diaria. Tal vez tu adolescente no escucha ni una palabra de lo que dices. O tal vez no puedas dejar de comer en exceso.
Has intentado muchas alternativas buscando ayuda: libros, consejos de amigos, pidiendo oración, pero todavía estás estancado. Estás tan atascado que te das cuenta de que es hora de dar el paso hacia la consejería. Pero, ¿a dónde vas ahora? ¿Cómo encuentras a la persona adecuada para ayudarte? Después de todo, ¡esta es tu vida de la que estamos hablando! Necesitas más orientación que una simple búsqueda rápida en Google.
Esta es la verdad sobre la consejería: la única herramienta que realmente importa es el consejero. Todo el entrenamiento y la experiencia en consejería del mundo en realidad no significan nada si el consejero es alguien que carece de sabiduría y madurez. El hecho de que un trabajador social o un psicólogo esté en la lista de tu compañía de seguros como "proveedor aprobado" tampoco significa casi nada. Y, desafortunadamente, la etiqueta "consejería cristiana" puede que tampoco signifique mucho.
Elegir un consejero es una decisión muy importante. Un consejo incorrecto, incluso de un profesional bien intencionado, puede resultar hiriéndote y dañando relaciones. Entonces, ¿por dónde empiezas? ¿Qué deberías buscar en un consejero?
7 rasgos de un consejero sabio
Proverbios es esencialmente un libro sobre cómo vivir sabiamente, y es un gran lugar para comenzar tu proceso de selección de un consejero en el que puedas confiar. Echemos un vistazo a algunas de las cosas que dijo Salomón para encontrar consejos sabios.
1. Un consejero sabio teme al Señor
La gente a menudo pregunta: "¿Está bien tener un consejero que no es cristiano?" Puede parecer imposible encontrar un cristiano que esté cubierto por tu plan de seguros o que no viva a más de 100 kilómetros de dónde te encuentras. Esto también puede ser un problema si estás buscando un tipo de consejero muy específico. (Por ejemplo, tu hijo tiene síndrome de Asperger y deseas encontrarle un consejero con esa especialidad).
Puede que tengas un contador o un cardiólogo que no sea cristiano y esto no hace una gran diferencia en los consejos que te dé. Sin embargo, la consejería generalmente implica decisiones morales y espirituales. La cosmovisión de una persona sobre el bien y el mal, el significado de la vida, etc., inevitablemente entrará en la sala de consejería.
Proverbios nos dice: "El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor" (9:10, NVI). Temer a Dios significa reconocer que él es quien define el bien y el mal, que finalmente nos postraremos ante un Dios que es más grande que nosotros. Independientemente de si un consejero es cristiano o no, es indispensable que respete tu deseo de honrar al Señor. Si estás buscando consejería sobre un tema que claramente involucra elementos morales o espirituales (como recuperación de abuso sexual, luchas matrimoniales, pensamientos suicidas, problemas de identidad sexual, etc.), tu consejero debe ser un cristiano maduro, equipado para compartir sabiduría que represente la verdad y el amor de Cristo. Vale la pena conducir esos 30 minutos adicionales y pagar la tarifa.
2. Un consejero sabio tiene una buena reputación
Proverbios nos recuerda que "Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación" (22:1, NVI). Si alguien me pregunta cómo encontrar un buen consejero, mi consejo suele ser preguntar. Pregúntale a tu pastor, pregúntale a tus amigos y pregúntale a tu médico, recopilando recomendaciones de personas en las que confías. Los consejeros desarrollan una reputación basada tanto en su campo profesional como en la comunidad cristiana. Si escuchas el mismo nombre recomendado dos o tres veces por personas en las que confías, eso es una gran ventaja.
3. Un consejero sabio está dispuesto a "herirte"
A pesar de que brindan afirmación y aliento, en algún momento, los consejeros sabios dirán verdades duras. "Las heridas de un amigo sincero son mejores que muchos besos de un enemigo.", nos dice Proverbios 27:6 (NTV). Un consejero es más que un compañero glorificado; él o ella debería ser alguien que realmente aconseje. Después de varias visitas con un consejero, debe haber algunas conversaciones difíciles, como preguntas que te incomoden, perspectivas que te desafíen a ver tu propia contribución a un problema o "asignaciones de tareas" que te pidan que salgas de su zona de confort.
Hay algunos consejeros que nunca te van a contradecir y que siempre estarán felices de darte una dosis semanal de afirmación por el resto de tu vida. Si quieres que alguien esté siempre de acuerdo contigo, ¡ahorra dinero y consigue un perro!
4. Un consejero sabio anima el hecho de que haya un equipo
Proverbios 15:22 dice que "Los planes fracasan por falta de consejo; muchos consejeros traen éxito” (NTV). ¿Significa esto que deberías ver a dos o tres psicólogos a la vez? Por supuesto que no. Sin embargo, siempre debes tener un equipo de consejeros y asesores. Puede que tu médico general te ayude con una alergia, pero probablemente sepa poco sobre un tumor cerebral. Puede que tu pastor te ayude con preguntas espirituales, pero probablemente no esté equipado para ayudarte con un trastorno alimenticio.
Los consejeros sabios conocen sus límites. Te alentarán a depender de una multitud de asesores. No intentarán ser tu mentor, amigo, director espiritual, gurú financiero, experto en crianza de los hijos y nutricionista. ¡Un consejero que fomenta la dependencia o da el aire de ser un sabelotodo es una gran señal de alerta!
5. Las palabras de un consejero sabio dan vida
Proverbios nos recuerda que "En la lengua hay poder de vida y muerte,” (18:21, NVI). Y también que, "las palabras del sabio traen alivio" (12:18, NTV) y "animan a muchos" (10:21, NTV). ¿Puedes discernir cuáles son las palabras que dan vida? No son necesariamente declaraciones tiernas y felices. De hecho, a veces la verdad duele. Ya sea que la ocasión requiera aliento o un llamado de atención, un consejero sabio promueve la vida. Hazte la pregunta: "¿Este consejo está edificando vida y la vitalidad de mi matrimonio, mis amistades y mi relación con Dios?”
6. Un consejero sabio hace su tarea
Proverbios 6:6 nos dice: "Tú, holgazán, aprende una lección de las hormigas. ¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio!" Quizás te preguntes qué tiene que ver el estudio de las hormigas con recibir buenos consejos. Salomón nos anima a todos a estudiar la creación y a aprender los principios para una vida sabia. Del mismo modo, un consejero o psicólogo ha elegido la profesión de estudiar cómo vivimos e interactuamos para transmitir sabios consejos.
Ser una persona espiritual y un buen oyente no es excusa para la ignorancia. La persona en quien confíes para recibir consejo siempre debe ser un estudiante, dedicado a aprender cómo ministrar de manera más efectiva a quienes buscan consejo.
7. Un consejero sabio conoce los límites de la sabiduría humana
"Mi hija murió de cáncer hace unos meses. Solo tenía 8 años". ¿Cómo debería responder un consejero sabio a una declaración tan devastadora? No hay explicaciones ni racionalizaciones sobre por qué Dios permitiría que ocurrieran tales tragedias. A veces, el consejero más sabio se quedará en silencio y llorará con una persona que sufre un dolor tan profundo.
Muchas cosas en esta vida están más allá de nuestro entendimiento. Proverbios 20:24 (NVI) dice, "Los pasos del hombre los dirige el Señor. ¿Cómo puede el hombre entender su propio camino?" Mientras luchamos con los porqués, la verdadera sabiduría siempre conoce sus límites. Dios puede consolar a los que tienen el corazón roto sin siempre explicarse a sí mismo. Como psicóloga clínica, no puedo curar a los heridos. No puedo restaurar un matrimonio roto. No puedo encontrarle sentido a la tragedia. Pero puedo guiar compasivamente a alguien hacia el verdadero Consejero que puede hacer todo esto y más.
¿Qué hay de ti?
Entonces, ¿qué pasa una vez que hayas juntado el consejo de Salomón y hayas elegido un consejero sabio? ¿Eso garantiza que te irá mejor al final? No necesariamente. Si bien he enumerado siete criterios para los consejeros sabios, solo daré uno para un estudiante (o cliente) sabio: Un estudiante sabio está abierto a la amonestación.
Proverbios 15: 31–32 nos recuerda: "El que atiende a la crítica edificante habitará entre los sabios. El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo; el que la atiende gana entendimiento” (NVI). La razón número uno por la que la consejería puede ser una pérdida de tiempo y dinero es que la persona que busca consejería no quiere hacer el trabajo duro. Él o ella espera que alguien con un montón de títulos elegantes en la pared saque una varita mágica y haga desaparecer el dolor. La persona está esperando un consejo inspirado que deshaga años de peleas y decisiones necias.
Sin embargo, como ocurre con gran parte de la vida, obtendrá de la consejería tanto como esté dispuesto a entregar o invertir en ella. Un buen asesoramiento requerirá algo más que tu dinero. Requerirá que seas valiente al enfrentar el dolor, firme en elegir sabiamente y humilde al ver tu necesidad de la verdad y la gracia de Dios.