¿Alguna vez has tenido una experiencia en la que Dios ha “revelado” el significado de un pasaje de las Escrituras en tu corazón? Recientemente, Él ha estado haciendo eso en mi corazón con Juan 11. Este es el relato de cuando Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos. A lo largo de los años, he leído esta historia en Juan, he escuchado sermones sobre ella e incluso leí uno o dos libros relacionados con ella. Pero a medida que lo he estudiado en el contexto del quebrantamiento, Dios me ha estado mostrando algo nuevo con respecto a este milagro.
Jesús estaba listo para trabajar. Estaba listo para resucitar a un hombre muerto para la gloria del Padre, y les dijo a los hombres que quitaran la piedra. Pero había un problema muy práctico del que Marta era muy consciente. El hedor. El primer pensamiento de Marta fue el olor de un hombre que lleva cuatro días muerto. En un momento, Marta simplemente dice: “Señor, apesta”.
La simple protesta de Marta representa lo que muchos de nosotros hemos sentido cuando el Señor está listo para traer sanidad y redención.
Para que Dios trabaje en tu matrimonio, es posible que tengas que entrar en lugares bastante podridos. La piedra del pasado debe ser quitada, y es posible que debas volver a visitar conversaciones y experiencias desagradables para que Dios le dé una vida nueva a una relación muerta.
Lo mismo ocurre con la sanidad del trauma. ¿Quién quiere hablar sobre abuso sexual infantil o sobre votos matrimoniales quebrantados? Estoy de acuerdo con Marta. ¡Apesta! ¿No sería mejor que la tumba del pasado se quedara cerrada? ¿Quién quiere lidiar con ese hedor?
Trabajar hacia la sanidad en cualquier área de nuestra vida significa tener conversaciones difíciles y recordar cosas dolorosas. He conocido a muchas mujeres que anhelan la libertad y la redención, pero salen corriendo por el hedor. Dicen, “Es mejor dejar al pasado en el pasado”. ¿Estás huyendo de la obra de restauración que Dios quiere hacer en tu vida o en tu familia debido al hedor?
Hay muchos matrimonios y relaciones que han “sanado a medias” porque nadie quiere reconocer el dolor y la dificultad del pasado. Es preferible ocultar o ignorar una infidelidad porque es demasiado doloroso reconocerla. Ignoras una adicción porque enfrentarla podría causar demasiada interrupción en tu vida. O cojeas, permitiendo que tu pasado te persiga pero negándote a invitar al Señor al problema para que Él te sane.
Cuando el Señor quita la piedra de nuestro quebrantamiento, lo hace para traer vida nueva. ¿Le entregarás a Él tu apestoso pasado, confiando en que Él realmente puede convertir las cenizas en belleza y revestirte de alabanza en lugar de cargar con un espíritu de desesperación?
Amigo mío, Jesús quiere que te quites esa “ropa de luto” porque Él le ha dado nueva vida a lo que estaba muerto. Él puede lidiar con el hedor y te dará gracia en el proceso.