“Anoche encontré a mi esposo viendo pornografía. Esta no es la primera vez que sucede. Me siento tan violada, como si nunca pudiera volver a compartir mi cuerpo con él. De todos modos, ¿por qué debería? ¡Nunca podré competir con la pornografía!”
Si tu esposo ha estado involucrado con la pornografía, conoces el sentimiento de traición al descubrirlo. Cuestionas todo: su amor por ti, el ser deseada, su credibilidad. Ahora ves cada experiencia sexual que has tenido con tu esposo a través de un lente diferente.
El tema de la pornografía también se ha vuelto cada vez más común entre las mujeres. Ya no es “La batalla de todos los hombres”, sino que ahora es “La batalla de todos los matrimonios”. Lamentablemente, la pornografía es una realidad cada vez mayor en nuestro mundo. Cuando me reúno con una pareja casada, ya no pregunto si la pornografía ha jugado un papel en la vida del esposo o la esposa. En cambio, les pregunto qué papel ha jugado en sus vidas. Incluso un hombre o una mujer que no se sienta tentado por la pornografía la ha visto y se ha visto afectado por ella.
En cierto sentido, la intimidad sexual entre marido y mujer no puede competir con la pornografía. La pornografía es sexo egoísta, que no requiere sacrificio ni esfuerzo para amar a otra persona. Puedes tener lo que quieras, cuando quieras, como quieras. El sexo con una persona real requiere paciencia, comunicación, retrasar lo que se desea para satisfacer las necesidades de la otra persona.
Un hombre cuyo impulso sexual incrementa con la pornografía, tendrá grandes dificultades para disfrutar de la belleza del sexo con su esposa. Las investigaciones demuestran, una y otra vez, que los hombres que ven pornografía con regularidad, califican a sus parejas sexuales como menos atractivas que los hombres que no ven pornografía. El material pornográfico alimenta la ilusión de que la fantasía y la liberación sexual traerán satisfacción. En lugar de satisfacer, conduce a un deseo insaciable de más. Si estás tratando de competir con las imágenes pornográficas de la pantalla de un computador, no tienes chance. Sin embargo, debemos recordar que la pornografía no es intimidad; es una falsificación barata. Tu esposo necesita más que sexo; fue diseñado para la intimidad.
Las parejas que experimentan una verdadera intimidad saben cómo compartir plenamente su sexualidad, cómo comunicar las experiencias más íntimas con y sin palabras. Estar emocionalmente desnudo te vuelve extremadamente vulnerable. Tanto tú como tu cónyuge deben sentirse completamente seguros para dejarse llevar, compartir pensamientos, deseos y sensaciones físicas. El viaje hacia la intimidad auténtica consiste en crear el entorno más seguro posible para que puedan explorar juntos sin temor a la traición o la humillación. La pornografía hace exactamente lo contrario. Hace de tu dormitorio un campo minado emocional.
A pesar de lo desenfrenadas que se han vuelto la pornografía y las adicciones sexuales, Dios sigue trabajando en el área de la sanidad. Nadie está más allá de su redención y restauración. Al buscar la intimidad auténtica en tu matrimonio, aquí hay algunos pasos prácticos a seguir.
Ten empatía por la lucha de tu cónyuge
Aunque no comprendas las tentaciones sexuales de tu esposo, sabes lo que se siente luchar contra el pecado. La empatía comienza con la humildad, el reconocimiento de que eres tan imperfecta y estás tan rota como tu cónyuge. Si eres honesta, luchas con el pecado como él. El pecado que te acosa puede ser la ansiedad, el orgullo, el deseo de ser apreciada por los demás, el chisme, la amargura, las quejas, la deshonestidad o incluso desear tener un esposo diferente.
La empatía también significa comprender que los hombres buenos son tentados por el pecado sexual. Los hombres cristianos que luchan con la tentación sexual cargan con una enorme cantidad de vergüenza. El solo hecho de que estén tentados a ver pornografía o a pensar sexualmente en una compañera de trabajo les provoca pensamientos como:
¿Que pasa conmigo? No importa cuánto lo intente, ¡no puedo dejar de pensar de esta manera!
Me odio por los pensamientos que tengo. Si alguien supiera lo que realmente pasó por mi mente, le daría asco.
He conocido a hombres cristianos maravillosos que dudan de su salvación por la lucha tan grande que tienen con la lujuria. Un esposo piadoso no es un hombre que no lucha con el pecado sexual, sino uno que lucha continuamente y se niega a ceder a la tentación.
Invita a tu esposo a la pureza
Mientras que algunas esposas tienen dificultades para entender por qué sus maridos luchan sexualmente, otras abordan el problema como si no fuera gran cosa. Esto es particularmente cierto con la pornografía. He escuchado a algunas esposas aceptar este pensamiento con declaraciones como: “No es como si él estuviera teniendo una aventura o siéndome infiel. Además, me quita la presión de tener que satisfacerlo siempre.”
Si bien Jesús nos extiende una gracia y un perdón abrumadores ante nuestro pecado, también nos llama a buscar la pureza. Como esposa piadosa, estás llamada a ayudar a tu esposo a fijar sus ojos en un estándar de santidad para tu matrimonio. ¿Pero cómo haces esto?
Una de las principales formas en las que puedes ayudar a tu esposo es vincular su comportamiento con el impacto que tiene en su matrimonio. Satanás engaña a los hombres para que hagan separaciones y distinciones en su pecado sexual. En otras palabras, un hombre puede creer que puede fantasear con otra mujer, coquetear con alguien en el trabajo o mirar imágenes sexuales en Internet y que esto no tiene ningún impacto en lo mucho que ama a su esposa.
El pecado sexual de cualquier tipo destruye la posibilidad de que haya intimidad entre tú y tu esposo. Puedes ayudarlo a hacer esta conexión.
Si tu esposo es honesto sobre su lucha, pide perdón y desea ayuda, haz todo lo que puedas para apoyarlo. Sin embargo, si él niega que sea un problema y se niega a abordarlo, debes comenzar a trazar límites con amor y crear una atmósfera que no permita que el pecado continúe. Estas decisiones requieren un gran discernimiento, por lo que Jesús nos dice que traigamos a un tercero, a alguien sabio (pastor o consejero), para que nos ayude a caminar bíblicamente.
Luchen como un equipo
Uno de los aspectos más dañinos de la tentación sexual es que divide a las parejas. Rara vez un esposo y una esposa discuten cómo son tentados sexualmente a menos que uno de ellos pille al otro en el acto. Debido a la vergüenza y los sentimientos de rechazo asociados con las tentaciones sexuales, la mayoría de las personas mantienen esto en secreto y no lo comparten con su cónyuge.
Por mucho que a Satanás le encantaría que uno de ustedes o que ambos cayeran en pecado sexual, él está feliz de usar la tentación como una brecha entre ustedes. Lo último que quiere es que tú y tu esposo trabajen juntos para combatir la tentación.
Recuerda quién es el verdadero enemigo. Independientemente de cuál de ustedes en la relación lucha con la tentación sexual, deben comenzar a ver esto como un problema de pareja. No me refiero a que una esposa deba responsabilizarse por la pureza de su esposo o viceversa. Sin embargo, cuando el pecado sexual y la tentación golpean a uno de ustedes, los impacta a ambos. Satanás usará la pornografía, los vínculos emocionales inapropiados y otras formas de tentación para dividirlos presentando a tu cónyuge como “el problema” o “el enemigo”. Mientras estén luchando entre ustedes, no pueden permanecer juntos.
Mike y yo hemos aprendido a lo largo de los años lo que significa luchar contra la tentación como equipo. Al principio, parecía una invasión de la privacidad preguntarnos el uno al otro sobre cómo nos sentíamos tentados. Entonces nos dimos cuenta de que en realidad era un paso hacia una intimidad profunda al ser tan vulnerables el uno con el otro. Luchar juntos contra el Enemigo ha profundizado nuestra confianza y ha impactado profundamente nuestra intimidad.
Ser un equipo no significa que nuestro cónyuge tenga que ser la persona principal a la que le rendimos cuentas. Aunque es saludable que un esposo y una esposa comprendan cómo y cuándo el otro se siente más tentado, tú necesitas una mujer en la que confíes para que te haga las preguntas difíciles, y él necesita que otro hombre haga lo mismo por él.
Mike y yo también hemos aprendido que ser un equipo significa jugar “a la ofensiva”, no solo a la defensiva. En otras palabras, queremos tener una relación sexual emocionante y disfrutarnos como amigos. Las tentaciones sexuales no son tan poderosas cuando la intimidad en el matrimonio es satisfactoria.
Eclesiastés 4:12 puede aplicarse fácilmente al matrimonio:
Uno solo puede ser vencido,
pero dos pueden resistir.
¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! (NVI).
Este versículo habla de una cuerda de tres hilos. Recuerda que el matrimonio cristiano no se compone de dos, sino de tres. Tú y tu cónyuge no se oponen al Enemigo solos. Están con el Señor Jesucristo quien está listo y es capaz de luchar con ustedes y por ustedes. La opinión del Señor sobre tu matrimonio no es neutral. Él dice en Hebreos 13: 4 que el lecho matrimonial debe ser puro y el matrimonio debe ser honrado por todos. El Todopoderoso también declara que a los que él unió, nadie separe. Comiencen a luchar en equipo contra el verdadero enemigo de su matrimonio recordándose el uno al otro que: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).
Nota del autor: es importante comprender la diferencia entre la tentación sexual y una adicción sexual. Aunque la comunidad psicológica todavía está debatiendo los síntomas de la adicción sexual, sabemos que normalmente implica pensar compulsivamente en el sexo, participar en comportamientos de alto riesgo (como mirar pornografía en el trabajo o pagar por la prostitución) y la incapacidad de detener estos comportamientos a pesar de repetidos intentos. Por favor, comprende que una adicción sexual, como cualquier adicción, no desaparecerá con las intervenciones matrimoniales normales. Si tú o tu esposo tienen síntomas de adicción sexual, comuníquense con alguien que esté capacitado psicológica y espiritualmente para abordar este problema.
Aquí hay algunos ministerios para hacer un seguimiento: