Ya que mi trabajo consiste en hablar con mujeres acerca del sexo, hay pocas preguntas que no haya escuchado y que no haya respondido. Sin embargo, hay una pregunta muy común que no me gusta responder. ¿Está bien masturbarse?
Esta pregunta es un poco complicada porque la Biblia nunca menciona la masturbación. Estoy casi segura de que incluso en tiempos bíblicos, la masturbación era algo con lo que los cristianos luchaban y les causaba preguntas. Dios fue muy claro al dar detalles específicos sobre la inmoralidad sexual de otros actos sexuales, pero no dijo nada específico en la Biblia acerca de la masturbación. Podría tomar la salida fácil y decir “Si lo dudas, no lo hagas.” El hecho es que muchas mujeres cristianas se masturban y se sienten muy culpables al respecto. He conocido a otras mujeres que sienten más vergüenza debido a la masturbación que a tener relaciones sexuales en una relación de noviazgo.
La masturbación es un asunto complicado que no brinda una respuesta clara. Quiero ser realista en cuanto a la lucha sin llegar a dar una libertad que quizás Dios mismo no ha dado.
En el nivel estrictamente biológico, la masturbación no es muy diferente de otras cosas que hacemos con nuestro cuerpo—como hurgarse la nariz. Los niños pequeños hacen ambas. Tocan su cuerpo por todas partes y vuelven a tocar los lugares en donde sienten placer. Los niños y niñas rápidamente descubren que se siente bien tocar sus “partes privadas”. A medida que los niños crecen, los padres sabiamente les enseñan que no es apropiado tocar algunas partes del cuerpo en público. Así como les enseñan a no hurgarse la nariz en público.
Pero, ¿por qué hurgarse la nariz tiene un estigma vergonzoso pero no moral, mientras que la masturbación se ha cargado de una tremenda culpa y vergüenza? Si bien no hay nada intrínsecamente malo en tocarse para experimentar placer, la masturbación se convierte en un problema moral porque involucra la sexualidad. Nuestra sexualidad tiene implicaciones morales y espirituales intrínsecas. En 1 Corintios 6, Pablo enseña que lo que comemos realmente no importa, pero lo que hacemos con nuestro cuerpo sexualmente es espiritualmente significativo. ¿Quiere esto decir que la masturbación es siempre un pecado? Muchos ministerios cristianos consideran la masturbación igual a ver pornografía o a pensar en fantasías sexuales. Creo que la pregunta necesita un poco más de consideración. Aquí hay algunas cosas que debes considerar al evaluar el problema dadas tus circunstancias personales.
1) El pensamiento es lo que cuenta.
La masturbación, a menudo, se trata más del hecho de insistir en cosas sexuales y promover el pensamiento lujurioso que de una liberación física. Si este es el caso, la Biblia es CLARA al mostrarnos que esta no es la voluntad de Dios para ti. Si bien la masturbación puede no llamarse específicamente pecaminosa, las fantasías sexuales que generalmente la acompañan sí lo son. Muchas mujeres solo se masturban cuando piensan o miran algo sexual. Como dijo Jesús, esto es "adulterio del corazón".
"Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón." (Mateo 5:28).
Cada vez que miras, lees o piensas en algo sexual con el propósito de excitarte (a excepción de una pareja casada que piense sexualmente el uno en el otro), estás promoviendo pensamientos lujuriosos. Para muchas mujeres, esta es una tentación constante. Es difícil quitarse de la cabeza los pensamientos e imágenes sexuales.
Mi mentora (y cofundadora de Authentic Intimacy) Linda Dillow da un gran consejo sobre esto: no puedes controlar lo que te viene a la mente, pero sí puedes controlar lo que se queda ahí. Cuando sientas la tentación de mirar pornografía o pensar en una imagen o fantasía sexual, saca ese pensamiento en lugar de dejar que infecte tu mente. Si esto es algo con lo que luchas regularmente, piensa en una estrategia AHORA. ¿Qué puedes hacer para poner tu atención en otra cosa? ¿Llamar a una amiga, poner música de adoración o trabajar en un proyecto?
2) A Dios le importa tu corazón.
La Biblia deja en claro que Dios se preocupa por nuestros motivos.
Cuando hablo con una mujer que pregunta sobre la masturbación, me preocupa más lo que hay detrás de la lucha que el acto en sí.
Muchas mujeres aprendieron (o incluso se les enseñó) a masturbarse a edades muy tempranas. Esto es particularmente cierto para aquellas que han sido violadas y "sexualizadas" en la niñez. Si bien nunca recomendaría la masturbación, reconozco que a veces la necesidad de masturbarse es un síntoma de problemas más profundos que deben abordarse. En ese caso, mi invitación sería a trabajar para sanar y restaurar una visión saludable de la sexualidad sagrada, lo cual es más fundamental para la integridad que tratar de eliminar la necesidad de masturbarse.
Es más efectivo abordar la masturbación como una cuestión de madurez espiritual que como una cuestión de bueno y malo; de bien y mal. A medida que crezcas en tu caminar con Dios y vayas desarrollando una comprensión más completa de Su diseño para la sexualidad, la masturbación probablemente se convertirá en un problema menor. Dios te dará sabiduría que va más allá de una estrategia basada en tus propias fuerzas y control para suprimir el deseo sexual. Sin embargo, cuando todo tu enfoque está en controlar tus anhelos sexuales y en la vergüenza que sientes debido a la lucha, es posible que te encuentres atrapada en un patrón autodestructivo. Más importante que la pregunta, "¿Te estás masturbando?", me gustaría preguntar, "¿Estás avanzando hacia el diseño de Dios para tu sexualidad?"
3) Recuerda el propósito de la sexualidad.
Nuestra sexualidad fue creada para invitarnos a vivir un amor comprometido, en el contexto de un pacto. Sin el deseo sexual, muy pocas personas pasarían por el sacrificio que se necesita para comprometerse a pasar su vida con otra persona. Estaríamos contentos con el trabajo, los pasatiempos y la amistad. Pero nuestra sexualidad nos impulsa a pensar en el romance, la pasión, la intimidad y la pertenencia a otra persona.
Uno de los mayores peligros de la masturbación (junto con la fantasía, las relaciones sexuales, la erótica y la pornografía) es la creencia de que podemos satisfacer nuestras necesidades sexuales sin el pacto de amor. Creo que muchos hombres y mujeres jóvenes retrasan el matrimonio porque han aprendido a "cuidar" sus propios deseos sexuales en lugar de dirigir esos deseos hacia la búsqueda del amor de por vida.
El problema es que nuestros cuerpos se despiertan sexualmente alrededor de los once (o incluso antes), en un momento en el que no estamos preparados financiera y emocionalmente para el matrimonio, sino hasta al menos una década después. Esta es una nueva tensión causada por los “avances” modernos que van desde las hormonas en nuestra comida hasta las crecientes demandas de lo que significa ser un adulto listo para el matrimonio. En los tiempos bíblicos, ¡el período entre el despertar sexual y la edad del matrimonio era mucho más corto! No es realista ni prudente (ni siquiera legal) alentar a los niños de doce años a buscar el matrimonio como respuesta a sus anhelos sexuales. Sin embargo, deberíamos preocuparnos por los hombres y mujeres en la edad adulta temprana que retrasan el matrimonio y la búsqueda romántica al redirigir su sexualidad hacia el placer propio.
Sé que muchas mujeres solteras que leen este blog quieren una relación de pacto. El hecho es que hay más mujeres que hombres que tienen una mentalidad que apunta hacia el matrimonio. Las mujeres solteras son sexuales. Incluso aquellas que están comprometidos a mantener su mente y su cuerpo puro tienen hormonas sexuales, sueños y pensamientos que impactan sus cuerpos. Así como los hombres tienen "sueños húmedos", muchas mujeres se masturban y tienen orgasmos mientras duermen.
Hay líderes cristianos que trabajan con solteros que creen que la masturbación puede ser una forma de mantenerse sexualmente puro hasta el matrimonio. Si bien tendría mucho cuidado al dar ese consejo, reconozco que para algunos, la masturbación es una forma de canalizar los impulsos sexuales lejos de la tentación de tener relaciones sexuales. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que la masturbación puede aumentar el deseo sexual en lugar de ayudar a aliviarlo.
También debemos considerar que la masturbación promueve la creencia y la actitud de que la sexualidad se trata de placer personal. Algunos hombres y mujeres que se masturban con regularidad encuentran que tienen dificultades para aprender a compartir su sexualidad de manera adecuada una vez casados. Sólo saben cómo responder sexualmente al tocarse ellos mismos.
4) ¿Te está controlando?
El apóstol Pablo enseñó que "nada debe dominarnos". En otras palabras, no deberíamos ser controlados ni adictos a nada. Esto se aplica a la comida, las compras, las redes sociales y también a la masturbación. Para muchas mujeres, la masturbación puede convertirse en una forma de escapar del aburrimiento, la soledad, la depresión, el dolor y el estrés. Aprendemos, a una edad temprana, a relajarnos con algo que nos hace sentir bien. Algunas formas de lidiar con el estrés y el aburrimiento son claramente perjudiciales, como beber alcohol o cortarse. Otras formas de lidiar con ello son destructivas porque abusan de algo inherentemente bueno. Por ejemplo, la comida es un regalo maravilloso. Pero, comerme en una sola sentada todo el helado y todos los Doritos que pueda porque estoy sola es abusar de ese regalo. Lo mismo ocurre con la sexualidad. Las sustancias químicas liberadas en el cerebro durante el sexo y el orgasmo reducen el estrés, te ayudan a dormir y te hacen sentir en paz. Sin embargo, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio o masturbarse habitualmente es un abuso de la respuesta natural del cuerpo al sexo.
Si te masturbas con regularidad o usas la masturbación para lidiar con emociones negativas, te animo a que busques otras formas de afrontar esas situaciones. Dios nos dio formas saludables de liberar los químicos en el cuerpo que traen paz y alegría. La oración, la meditación, el ejercicio, hablar con un amigo o crear algo artístico pueden requerir más trabajo, pero son alternativas que pueden evitar caer en un ciclo adictivo.
5) ¿Estoy honrando a Dios con mi cuerpo?
"¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios." (1 Corintios 6:19–20).
Este versículo puede traer convicción con respecto a muchas decisiones que hacemos con nuestro cuerpo, pero fue escrito en el contexto de la sexualidad. Si hay una pregunta que debemos hacernos para saber cuál es el criterio de referencia, es esta; ¿estoy honrando a Dios con mi cuerpo? .
Algunas ideas para las mujeres casadas:
La pregunta más importante que le haría a una pareja casada en relación con el uso de la masturbación es: "¿Esto nos lleva a una mayor intimidad o interfiere con nuestra intimidad?"
Hay una gran diferencia entre una esposa egoísta que se masturba porque le niega el sexo a su esposo y una esposa que se masturba con el propósito de construir intimidad con su esposo. Considera, por ejemplo, una pareja que se separa debido a una asignación militar o una enfermedad prolongada. ¿Es la masturbación algo que puede apoyar su matrimonio y sus votos de ser fieles el uno al otro? Es una cuestión tanto de acuerdo como de conciencia. Un esposo y una esposa deben hablar y orar juntos sobre la mejor manera de enfocarse sexualmente el uno en el otro cuando la intimidad sexual no es posible. La masturbación se convierte en un problema cuando es un secreto que ocultas de tu cónyuge, cuando se vuelve un reemplazo de la intimidad sexual o si los pensamientos sexuales van más allá de pensar solo en ustedes dos.
Muchas mujeres casadas sólo pueden tener un orgasmo si se estimulan a sí mismas. Si bien animo a las mujeres en esta situación a trabajar para enseñarle a su esposo cómo complacerla (recomendaría el libro The Way to Love Your Wife de Cliff y Joyce Penner), no hay nada de malo en tocarse durante la intimidad sexual. Estás compartiendo una experiencia sexual con tu esposo. Crecer sexualmente requiere que exploren sus cuerpos juntos. La masturbación puede incluso ser beneficiosa para una pareja casada en casos de disfunción sexual. Una forma muy común de terapia sexual llamada "enfoque sensorial" ayuda a la mujer a prestar atención a cómo responde al contacto sexual, primero tocándose a sí misma y luego guiando la mano de su esposo mientras él la toca. Este puede ser un paso importante en un proceso de sanidad, particularmente para las mujeres que han experimentado un trauma sexual que desencadena ansiedad en el contacto sexual.
Ideas finales:
Tengo un gran respeto por las mujeres (casadas y solteras) que quieren honrar a Dios con su sexualidad. Creo que la masturbación es un tema sobre el que cada mujer tiene que preguntarle al Señor. Si bien Dios no se refirió específicamente a la masturbación en la Biblia, Dios nos dijo que quiere darnos su sabiduría. "Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie." (Santiago 1:5).
Dios es el Sumo Sacerdote que comprende tus preguntas y luchas. Incluso en este asunto tan íntimo (y quizás vergonzoso), no temas abrirle tu corazón y pedirle su dirección y sabiduría específicas.
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